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¿Cuántos títulos ha ganado el PSG con Luis Enrique y qué significan para su historia?

Desde su llegada al Paris Saint-Germain en julio de 2023, Luis Enrique ha protagonizado una etapa de transformaciones profundas en el club francés. Con un estilo reconocible, una gestión enfocada en lo colectivo y una ambición sin disimulo, el técnico asturiano ha liderado al equipo en una de sus etapas más exitosas tanto a nivel local como internacional. La pregunta que muchos se hacen hoy es simple, pero poderosa: ¿cuántos títulos ha ganado el PSG bajo su mando?

En La Tendencia nos proponemos responder esa pregunta con cifras precisas, pero también con contexto. Porque no se trata solo de contar trofeos, sino de entender lo que significan en la historia reciente del fútbol europeo, cómo fueron conseguidos y qué impacto han tenido en la estructura deportiva y simbólica del club. Luis Enrique no solo llegó a ganar, sino a reconfigurar el modo en que el PSG compite y se proyecta hacia el futuro.

A lo largo del texto recorreremos cada título logrado, analizaremos el rendimiento del equipo, exploraremos el legado del entrenador y ofreceremos una visión general del momento actual del club. Además, aportaremos datos clave para visualizaciones, comparaciones y análisis más profundos. Porque cuando hablamos de fútbol moderno, los números también cuentan historias.

¿Cuántos títulos ha ganado el PSG con Luis Enrique?

Analicemos con detalle cada uno de los trofeos obtenidos durante las dos primeras temporadas de Luis Enrique al mando del Paris Saint-Germain.

No se trata solo de enumerar títulos, sino de entender cómo fueron conquistados, en qué contexto competitivo se dieron y qué tipo de rendimiento colectivo y táctico permitió alcanzarlos.

La cuenta definitiva

Desde su llegada el 5 de julio de 2023, Luis Enrique ha acumulado 7 títulos oficiales al frente del PSG:

  • 2 Ligue 1 (2023‑24, 2024‑25).
  • 2 Coupe de France (2023‑24, 2024‑25).
  • 2 Trophée des Champions (Supercopa gala, 2023 y 2024).
  • 1 UEFA Champions League (temporada 2024‑25).

Desglose por torneo

  • Ligue 1: Títulos consecutivos en 2024 y 2025. El segundo fue adjudicado con seis jornadas aún por disputarse.
  • Coupe de France: Ganadas en ambas campañas, manteniendo la regularidad nacional.
  • Trophée des Champions: Supercopas obtenidas al inicio de ambas temporadas gracias a victorias ante el Monaco y otros rivales.
  • Champions League: Consigue su primera “orejona” con victoria histórica 5‑0 ante Inter Milan el 31 de mayo de 2025.

Basta mirar el primer gráfico para notar algo: Luis Enrique no llegó a París a improvisar. En apenas dos temporadas, su PSG coleccionó trofeos como quien junta cromos de edición limitada. Las barras muestran un equilibrio que no se ve todos los días: dos ligas, dos copas y dos supercopas. Pocas veces un equipo ha sido tan regular en todos los frentes. Y eso, en un club acostumbrado a los dramas de vestuario, es casi milagroso.

Pero ojo, porque lo mejor está en la barra más modesta, esa que marca una sola Champions League. Sí, solo una… pero qué una. Esa barra representa la joya de la corona, la copa que le había sido esquiva al PSG durante décadas y que, finalmente, levantaron con un 5‑0 inolvidable ante el Inter. Puede parecer chiquita al lado de las otras, pero pesa como si fueran tres.

En el gráfico circular, la cosa se pone más sabrosa. Visualmente, la Champions ocupa apenas un 14 % del pastel, pero en la mesa del PSG sabe como el bocado más caro del menú. Porque ese título europeo no solo rompió una maldición: también coronó una idea de juego, una forma de competir y un proceso que maduró a fuego lento pero seguro. Luis Enrique no solo hizo que el PSG ganara más, hizo que ganara mejor. Y estos gráficos lo cuentan sin necesidad de palabras… aunque igual nos encanta contarlo.

Cómo París dejó de soñar para empezar a ganar

Entender la magnitud de estos hitos pasa por compararlos con lo vivido en la historia del PSG y el fútbol francés en general. No basta con saber cuántos títulos se ganaron; hay que ponerlos en perspectiva.

¿Cuántas veces un club en Francia ha logrado dominar todas las competiciones locales y, al mismo tiempo, conquistar Europa? Muy pocas. Y eso convierte lo hecho por Luis Enrique y su equipo en algo verdaderamente excepcional.

Dominio nacional incontestable

El PSG ya había ganado 11 ligas en los últimos 13 años; bajo Luis Enrique sumó la 12ª y 13ª consecutivas para el club .

  • Consiguió lo que se conoce como “doblete domestic” en ambas temporadas: liga más copa .
  • Con su éxito en la Supercopa en 2023 y 2024, completa el triplete nacional dos veces, récord absoluto en suelo francés.

Hijos de la historia: triplete continental

  • En la temporada 2024‑25 el PSG logra una hazaña inédita para Francia: triplete europeo —Ligue 1, Coupe de France y Champions League—.
  • La victoria 5‑0 en la final fue la mayor diferencia en una final de Champions.
  • Con este logro, Luis Enrique se convierte en el segundo entrenador tras Pep Guardiola en ganar dos tripletes en diferentes clubes.

¿Quién es el hombre detrás del milagro?

Para entender verdaderamente el impacto que ha tenido Luis Enrique en el Paris Saint-Germain, no basta con repasar los títulos conseguidos ni las estadísticas. Es necesario detenerse en la figura del hombre que los hizo posibles. Porque detrás de cada decisión táctica, cada rotación audaz y cada discurso de vestuario, hay una historia personal, una trayectoria como jugador y entrenador, y una manera particular de entender el fútbol y la vida.

Aquí te ofrecemos un recorrido por su biografía, sus valores y los momentos clave que lo han convertido en uno de los técnicos más influyentes del fútbol europeo actual.

Nacimiento y etapa como jugador

  • Nació el 8 de mayo de 1970 en Gijón, España.
  • Jugó como centrocampista o delantero en Sporting Gijón B y A (1988‑1991), Real Madrid (1991‑96) y Barcelona (1996‑2004).
  • Suma títulos nacionales e internacionales como jugador: 2 Ligas españolas con el Madrid, 2 con el Barça, 3 Copas del Rey, una Recopa, una Supercopa de Europa y oro olímpico en Barcelona’92.

De entrenador formador a leyenda europea

  • Comenzó en las categorías inferiores de Barça, seguido de Roma (2011‑12), Celta (2013‑14).
  • Dirigió el primer equipo del Barcelona (2014‑17), logrando un triplete 2014‑15 y Mundial de Clubes (2015).
  • Fue seleccionador español (2018‑22), subcampeón de la Nations League en 2021.
  • Desde julio de 2023 ejerce como entrenador del PSG bajo contrato hasta 2025, con un estilo de juego ofensivo, colectivo e intenso.

El primer gráfico nos revela la solidez del Luis Enrique jugador. Si bien nunca fue el más mediático de su generación, acumuló títulos en dos de los clubes más exigentes del planeta: Real Madrid y Barcelona.

Cuatro ligas nacionales, tres Copas del Rey, trofeos europeos y, como broche, una medalla de oro olímpica en Barcelona 1992.

No es casualidad que ese recorrido se haya dado en múltiples posiciones: fue centrocampista, extremo, falso 9… su versatilidad se tradujo en trofeos.

El segundo gráfico muestra algo aún más revelador: su evolución como entrenador. A diferencia de otros ídolos que saltan directamente a la élite, Luis Enrique construyó su carrera paso a paso.

Empezó en el Barça B, se curtió en Roma y Celta, alcanzó el Olimpo con el Barcelona del triplete, dirigió una selección con identidad propia y, finalmente, recaló en París. Cada etapa fue más que una camiseta distinta: fue una lección distinta.

Y ahora, en el PSG, está cosechando lo que sembró durante más de una década al frente de banquillos muy distintos pero igual de exigentes.

Más que ganar: la huella táctica y humana de Luis Enrique

Los títulos, por sí solos, no cuentan toda la historia. Detrás de cada trofeo levantado hay decisiones estratégicas, apuestas valientes y una idea de fútbol que se impuso con convicción. El PSG de Luis Enrique no solo ha sido un equipo efectivo: también ha sido un equipo distinto.

El español no se conformó con dominar Francia ni con romper la maldición europea; quiso hacerlo a su manera, con una identidad propia y una estructura donde el colectivo siempre estuvo por encima de las individualidades.

El fin de los galácticos: ahora manda el equipo

Una de las transformaciones más notorias fue la renuncia explícita al modelo de las grandes estrellas. Tras años en los que el PSG orbitaba en torno a figuras como Neymar, Messi o Mbappé, Luis Enrique apostó por lo contrario: un equipo más joven, más solidario, más táctico. No se trató de falta de talento, sino de una redistribución del protagonismo.

Futbolistas como Manuel Ugarte, Bradley Barcola y Désiré Doué no eran nombres que vendieran camisetas en masa al llegar, pero hoy son parte de una estructura sólida que compite sin depender de un salvador individual.

El juego del equipo refleja esa decisión. Presión alta, posesión proactiva y una búsqueda constante de desequilibrio desde los extremos: una receta que mezcla orden e intensidad, y que ha convertido al PSG en un equipo tan incómodo como espectacular. Lo importante ya no es quién hace el gol, sino cómo se construye la jugada. Esa es la firma de Luis Enrique.

El grupo como estrella

Desde la dirección técnica hasta las declaraciones institucionales, el mensaje ha sido coherente: aquí manda el grupo. Nasser Al‑Khelaifi lo resumió con claridad cuando afirmó que “el equipo, no las estrellas, es el alma del proyecto”. Esa idea bajó del palco al campo y se tradujo en una plantilla con roles bien definidos, sin egos sobredimensionados ni privilegios que interrumpieran la dinámica del vestuario.

Luis Enrique supo gestionar jerarquías sin apelar a favoritismos. Supo cuándo rotar, cuándo confiar en la juventud y cuándo exigir al máximo a los más experimentados. Y lo hizo sin que estallaran conflictos públicos ni tensiones internas. Ese equilibrio —tan difícil de conseguir en clubes de élite— fue clave para mantener el rendimiento en todos los frentes competitivos durante dos temporadas consecutivas.

Talento joven, resultados grandes

Si hay una línea directa entre la idea y la ejecución, esa se ve en el crecimiento de varios jugadores bajo su gestión. El caso más evidente es el de Ousmane Dembélé, que tuvo su mejor temporada como profesional: marcó 21 goles en la Ligue 1 y terminó con 34 tantos en todas las competiciones. Bajo la conducción de Luis Enrique, dejó de ser solo un jugador habilidoso para convertirse en una pieza ofensiva letal, disciplinada y asociativa.

Pero también hay nombres menos esperados que brillaron con fuerza propia. Désiré Doué, por ejemplo, no solo se consolidó como titular, sino que anotó dos goles en la final de Champions, convirtiéndose en el tercer goleador más joven en la historia de una final europea. Más que un hecho aislado, esto simboliza una apuesta constante por el desarrollo. Luis Enrique no solo utilizó a los jóvenes: los empoderó, los potenció y les dio minutos en escenarios clave.

Balance final: lo que dejó y lo que puede venir

La etapa de Luis Enrique al frente del PSG no se mide solo en trofeos (aunque sumó siete en apenas dos temporadas), sino en la manera en que el club aprendió a competir. Atrás quedó la narrativa de un equipo dependiente de estrellas que brillaban de forma aislada. Lo que construyó el técnico asturiano fue un modelo basado en la cohesión, la exigencia táctica y el compromiso colectivo. El PSG dejó de parecerse a un experimento galáctico para transformarse en una maquinaria futbolística coherente, competitiva y, sobre todo, creíble.

Su mayor legado, más allá de la Champions o de los tripletes, fue haber devuelto al PSG la idea de que se puede ganar sin sacrificar el estilo, y que se puede competir al más alto nivel sin renunciar a los jóvenes ni a los valores de equipo. Demostró que la construcción de un proyecto deportivo sólido no pasa solo por el mercado de fichajes, sino por decisiones técnicas consistentes, por gestión humana y por una visión clara del juego. Ese mensaje, aunque no se grabe en una medalla, quedará como parte de la memoria estructural del club.

De cara al futuro, la gran incógnita es si el PSG podrá sostener este nivel sin Luis Enrique o si será capaz de extender su vínculo más allá de 2025. Lo cierto es que la semilla ya está plantada: jugadores como Doué, Barcola, Dembélé y compañía no solo crecieron bajo su tutela, sino que también heredaron un modelo de exigencia que puede perdurar. Si París soñaba con una era de grandeza sostenida, esta etapa puede haber sido el verdadero punto de partida.

Eduardo Andres

Periodista, escritor