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Vacaciones de ensueño en Jarandilla de la Vera

Hay lugares que no se explican, se sienten. Rincones donde el aire huele distinto, los relojes van más despacio y el estrés parece no haber sido invitado. La comarca de La Vera, en la falda sur de la Sierra de Gredos, es uno de esos lugares. Y dentro de esta joya natural, brilla con luz propia la localidad de Jarandilla de la Vera, un destino perfecto para quienes buscan desconectar, reconectar y, sobre todo, disfrutar.

Entre gargantas de aguas cristalinas, caminos que serpentean entre castaños y pueblos que conservan su esencia sin filtros, el turismo aquí se vive de forma auténtica. Y cada vez son más los viajeros que repiten. ¿El secreto? Un equilibrio perfecto entre naturaleza, tradición, gastronomía y alojamientos con alma.

Jarandilla: la puerta que se abre a La Vera

Mucho más que un pueblo bonito

Jarandilla no solo presume de su castillo (hoy convertido en Parador), sus calles empedradas y su arquitectura verata de balcones floridos. También es punto de partida ideal para explorar los alrededores, darse un baño en sus famosas piscinas naturales o sentarse en una terraza a ver cómo cae la tarde con una caña bien tirada.

A tiro de piedra, tienes paisajes que parecen sacados de una postal: el Valle del Jerte, la garganta de Jaranda o la subida a la sierra, donde los sonidos de la ciudad quedan silenciados por el susurro de los árboles.

Un alojamiento a la altura del entorno

Descanso en grupo con nombre propio

Como nos comenta Carmen, la propietaria del alojamiento turístico en Jarandilla de la Vera “Más que la Luna”, quienes llegan aquí buscando un lugar tranquilo para pasar unos días con amigos o familia, se encuentran con mucho más que eso. “Queríamos crear un espacio donde los grupos grandes pudieran relajarse sin renunciar al confort ni al paisaje. Y lo hemos conseguido”.

Este alojamiento turístico en La Vera está pensado para grupos de hasta 10 personas, con habitaciones amplias, espacios comunes que invitan a charlar sin mirar el reloj y un jardín donde el tiempo parece detenerse. Piscina, barbacoa y rincones de sombra donde leer, dormir la siesta o simplemente no hacer nada. Que también es un planazo.

Naturaleza dentro y fuera

El alojamiento está rodeado de verde, de sonidos de agua y de caminos que invitan a calzarse unas zapatillas y dejarse llevar. Y cuando el calor aprieta, las gargantas cercanas se convierten en verdaderos oasis para refrescar cuerpo y alma.

Además, para quienes buscan algo más íntimo o una escapada en pareja, también ofrecen alquiler de habitaciones turísticas en La Vera dentro del mismo entorno, con el mismo mimo por el detalle, pero adaptado a otro tipo de viaje.

La Vera: una experiencia que va más allá del paisaje

Desde Jarandilla, recorrer la comarca es un placer sin prisa. El camino que sigue la histórica ruta de Carlos V invita a andar entre castaños y robles, mientras que los pueblos cercanos, como Garganta la Olla o Cuacos de Yuste, mantienen intacto ese aire de pueblo donde la vida va a otro ritmo.

La gastronomía es otro de los grandes atractivos: platos con pimentón, quesos artesanos, cabrito al horno o migas que reconfortan tras una caminata o un baño en una de las muchas gargantas. La tradición sigue viva en cada detalle: secaderos, huertos, paisajes que no necesitan filtros.

Y cuando cae la tarde y toca volver, Más que la Luna espera con su jardín en calma, su piscina tentadora y ese silencio que solo se encuentra en lugares pensados para descansar de verdad. Aquí, cada día termina con la sensación de haber elegido bien.